martes, 22 de enero de 2013

Miedo

Miedo a los gestores... que repercute en los pacientes.

Un informe de la British Medical Association (BMA) realizado en 2009 sobre una encuesta a 565 médicos del NHS, reveló que más de la mitad de los mismos estaba preocupado por el incumplimiento de estándares relacionados con la seguridad de los pacientes en su lugar de trabajo. Pero a la gravedad de este asunto se le añadía otro factor que lo hacía aún más  incómodo y explosivo: muchos de esos médicos referían que los responsables de los centros (trust) en los que trabajaban  les habían advertido que si hablaban sobre este asunto su puesto de trabajo podría verse en peligro. Vamos, que si se iban de la lengua o protestaban podían esperarse la repentina visita de un zapato llamando con la puntera a la puerta de su trasero.

El pasado mes de diciembre, Brian Jarman, profesor de medicina del Imperial College de Londres, reflexionaba sobre este asunto en un breve editorial de BMJ (when managers rule) y señalaba con el dedo claramente a los culpables: los gestores sanitarios, o más específicamente, el sistema de gestión implantado en el NHS a raíz de las recomendaciones del informe Griffiths, un afamado hombre de negocios, gerente, entre otras cosas, de una cadena de supermercados, a quien Margaret Thatcher encargó en 1983 establecer las líneas maestras para el cambio en el modelo de gestión del sistema de salud británico. Básicamente, el modelo propuesto era una réplica del de cualquier otra empresa que operase con fines lucrativos: un Consejo de Supervisión central para diseñar la política y estrategia general y unidades de gestión escalonadas en los diversos ámbitos territoriales (regiones, distritos, centros) para responsabilizarse y dar cuenta del cumplimiento de esas políticas, estrategias y objetivos en su nivel correspondiente.

Pero en el proceso de implantación de ese modelo, apenas se contó con la participación de los profesionales sanitarios y se ha producido un gran desequilibrio de poder a favor de los gestores. Estos marcan los objetivos y metas exclusivamente desde su mentalidad gestora y están presentes, dominadores, en todos los órganos ejecutivos que pueden decidir el futuro personal o profesional de los trabajadores sanitarios (contratos, incentivos, becas, premios, etc).

Los médicos trabajan ahora más mirando a los gestores que a los pacientes, dice un informe del Institute of Healthcare Improvement y una "vergonzosa y culpable" cultura del miedo ha penetrado en todo el NHS, asegura otro de la Joint Commission International. Tienen miedo a perder su trabajo y sus posibilidades de desarrollo profesional y ese miedo parece ser el principal factor motivacional interno. 

El profesor Jarman habla incluso de una "castración" de la profesión médica por el sobrepoder de los gestores y de la existencia de un sistema estalinista de rígido control centralizado que fracasa claramente a la hora de mejorar de asistencia a los pacientes.

No deja de ser una paradoja: Margaret Thacher dando pie a un sistema sanitario estalinista. 

Quien paga el pato, el de siempre: el paciente




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