jueves, 17 de enero de 2013

¿Quién dicta las enfermedades?

Cada vez más enfermos.

Goya atendidio por Arrieta , óleo de.Francisco de Goya
Históricamente las enfermedades se manifestaban con gran claridad en los individuos. Despertaban en ellos signos y síntomas (fiebre, dolor, erupciones, tos, etc)  que la ciencia se encargaba de escrutar, medir, agrupar, separar, clasificar y cuando encontraba un mismo patrón que se repetía en un grupo de personas soltaba un ¡Eureka!, buscaba un nombre y daba a la luz una nueva enfermedad: tísis, escorbuto, fiebres malta, lepra... Y así la sociedad conocía por su cara y nombre a sus enemigos y los temía y rogaba al cielo con sus pelos y señales, clamaba por las desdichas provocadas en una pequeña vecina por el garrotillo (difteria) o en sus propios hijos por el sarampión y la viruela. 


Pero como señala Ray Moynihan (What is disease?  And why it´s a healthy question) ahora hemos pasado del miedo a las enfermedades infecciosas a la obsesión y la ansiedad por las enfermedades crónicas, acentuando los mecanismos para su detección temprana, el diagnóstico de las fases de pre-enfermedad y la identificación de un borroso mundo de factores de riesgo. 
Las enfermedades han dejado de ser reconocibles para los individuos, han salido de los cuerpos de las personas y han pasado a ser diseñadas en los despachos de no se sabe qué sitio, sobre la base de no se sabe qué criterios.

Con ello, la línea que separa a las personas de los enfermos es cada vez más fina y estrecha y el hecho de tener un determinado factor o conducta de riesgo se equipara al hecho mismo de estar enfermo (mírese por ejemplo los casos de la hipercolesterolemia, o de la hipertensión arterial, ¿son enfermedades o factores de reisgo?). Cada vez etiquetamos a más y más personas como pacientes y con esa etiqueta cambiamos drásticamente la condición de sus vidas, pues desde ese momento han de adaptarse y cumplir con las exigencias de su nuevo rol (visitas médicas, dieta, tratamiento, controles analíticos, etc).


Nacen ahora las enfermedades con olor a tinta y a estudios de marketing y comienzan a dominar las vidas de las personas. 


Yo no me atrevo a decir (realmente da miedo enfrentarse a ese dragón) que todo esto sea un error y que no sirva para nada. Pero no estaría de más preguntarse, como lo hace, Ray Moynihan ¿Quién o quienes deciden qué es hoy en día  una enfermedad y por qué lo hacen?. ¿Quién o quienes manejan los hilos de nuestros destinos?...


En cualquier caso creo que su poder es tan grande, tan aplastante, que andamos todos con el espinazo doblado y sin posibilidad de levantar la vista.



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