Pequeña viñeta costumbrista completamente imaginaria
La habitación era espaciosa y funcional, con una gran mesa rectangular de diseño moderno y ligero en uno de los lados y el escritorio del Jefe, de madera compacta y más trabajada, en el otro, el que pegaba al ventanal, por el que entraba una desganada luz de color ceniza. Llovía un poco y el cielo estaba completamente cubierto. Era ya la hora de comer pero la delegación de inversores se había retrasado un poco, posiblemente enredados en el gran atasco que remansaba las calles del centro, con todos los coches atizados por la prisa y la impaciencia tratando de buscar una salida imposible a golpe de claxon, desobediencia histérica en los semáforos y mucha adrenalina. Había nueve personas, además del gran Jefe y tres responsables de Departamento. Todos con cargos de director general o asimilado. Cinco eran mujeres.