lunes, 4 de febrero de 2013

De qué muere el mundo

Las principales causas de muerte en el mundo

En 2010 fallecieron 52,8 millones de personas en el mundo, según los datos del Global Burden of Disease Study, un gigantesco estudio epidemiológico sobre la carga de enfermedad en el mundo, financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, en el que colaboran cerca de 500 investigadores pertenecientes a 302 organizaciones de 50 países. Es como si la población de un gran país europeo, Inglaterra, por ejemplo, muriera en su totalidad a lo largo de un año, o fallecieran cerca de 2 personas cada segundo de forma ininterrumpida. Pongo estos ejemplos porque ni yo mismo soy capaz de hacerme a la idea de la magnitud de esa cifra.
Naturalmente que esta gran mortandad se ve más que compensada por una mayor cifra de nacimientos, por lo que no hay que preocuparse porque el mundo se vaya a quedar vacío. Pero a los humanos eso no nos consuela, encaprichados como estamos en seguir viviendo, cuanto más mejor y a ser posible en unas condiciones de salud óptimas que nos permitan disfrutar en plenitud del placer de sorber el aire. No está de más, por tanto, estudiar la artillería y calibre de morteros con que nos ataca el enemigo para poder hacerle frente.

La cardiopatía isquémica, los accidentes cerebro-vasculares, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la infecciones respiratorias de vías bajas, el cáncer de pulmón y el SIDA  son en conjunto las principales causas de muerte en el mundo. En especial, las dos primeras son particularmente devastadoras y ocasionan uno de cada cuatro fallecimientos. Ya me lo dijo un colega hace unos años: la calidad de tus arterias es como un sello de visado para la longevidad o el cementerio, según sea ésta. 

Hay, no obstante, grandes diferencias entre regiones y países. Todavía en la zona Subsahariana las enfermedades transmisibles, la mortalidad materna, neonatal y la debida a déficits nutricionales ocasionan más del 76% de la mortalidad prematura. Está claro que no hay peor calamidad que la pobreza, imán y estrella de todos los caballos del apocalipsis.

Los hombres viviremos por término medio 58,3 años y las mujeres 61,8 en plenitud de condiciones (esperanza de vida en salud), es decir, sin la hostigación de ningún mal que nos impida disfrutar a nuestras anchas del caramelo de la vida. Aquí las diferencias son también especialmente sonadas, con Haití en la cola (27,9 años los hombres y  37,1 años las mujeres) y Japón a la cabeza (68,8 los hombres y 71,7 las mujeres). A los españoles no nos va mal: de los 78,4 años de esperanza de vida al nacer que tenemos los hombres, 67,3 serán con salud y de los 84,2 de las mujeres, 70,1 en plena forma. Bueno, tampoco es para echar cohetes, si se cumple la ley de la media, en mi caso, con la prolongación de la edad de jubilación, apenas me quedarán  cuatro meses de cuerpo serrano.

Los males que en mayor medida producen discapacidad son las lumbalgias, la depresión, la anemia ferropénica, las cervicalgias, la EPOC, la ansiedad, las migrañas, la diabetes y las caídas. Pero si lo que queremos es guardarnos de los factores que realmente están condicionando nuestra salud (factores de riesgo), que los cielos nos libren de la hipertensión (el factor que mayor carga de enfermedad determina), del tabaco, el alcohol, la polución atmosférica y la dieta baja en frutas.

Bueno, yo al vasito de vino no pienso renunciar, por el gusto y por no reventar de sano.

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