viernes, 8 de febrero de 2013

Demasiadas muertes tras cirugía

¿Podemos hacer algo?

A finales del año pasado se publicaron los resultados de un gran estudio internacional europeo cuyo objetivo era determinar la mortalidad intrahospitalaria postquirúrgica, medida hasta los 60 días del ingreso. Participaron 28 países y se estudiaron un total de 46.539 pacientes intervenidos a lo largo de una misma semana (del 4 al 11 de abril de 2011),  de los cuales 1.855 (el 4%) fallecieron antes de ser dados de alta.

En el caso de España, que contribuyó al estudio con 5.433 pacientes, la mortalidad fue del 3,8 %, ligeramente por encima de la observada en Reino Unido (3,6%), tomada como referencia para las comparaciones (ver figura):

Riesgo de mortalidad postquirúrgica en los diferentes países con respecto a UK (The Lancet 2012; 380:1059-1065)

El estudio ha sido criticado por algunos autores, en especial de países como Letonia o Polonia, que eran de los que peores cifras y peor imagen reflejaban en el estudio, pero los investigadores, en una contestación a esa críticas, han respondido que incluso suprimiendo del análisis aquellos países con una mortalidad por encima del percentil 95 y aquellos centros que reclutaron menos de 10 pacientes, la mortalidad posquirúrgica general, aunque desciende del 4% al 3% sigue siendo más alta que la esperada (entre el 1,3%  y el 2,0%, según datos de una amplia revisión sistemática) y continua ofreciendo grandes diferencias entre países, con Rumanía a la cola con los peores resultados y  Finlandia a la cabeza con los mejores.

Según los últimos datos de la Estadística de Establecimientos Sanitarios con Régimen de Internado, en España se practicaron 2.234.480 intervenciones quirúrgicas con hospitalización durante el año 2009. Aunque los datos no son directamente superponibles y de estas operaciones habría que quitar los procedimientos de cirugía cardiaca, neurocirugía, radiología intervencionista y obstétricos, no incluidos en el estudio europeo, simplemente por tener una primera idea, si extrapoláramos las cifras en bruto a nuestro país, el cálculo apuntaría que se podrían estar produciendo hasta 85.000 fallecimientos hospitalarios anuales tras una intervención  quirúrgica.

¿Cuántas de estas muertes podrían ser evitadas?. En el famoso trabajo de A.B. Haynes y colegas, con la simple introducción de una lista de comprobación (Lista de Verificación de Seguridad en Cirugía) para supervisar y garantizar el cumplimiento de los elementos más significativos relacionados con la seguridad del paciente durante la realización de cualquier procedimiento quirúrgico,  se logró reducir la mortalidad postoperatoria un 46,6%. Desde luego, si esto fuese trasladable a esos 85.000 supuestos fallecimientos de España, la cifra sería escandalosa: se podrían evitar hasta 39.600 muertes anuales. Y aunque solo fuera una décima parte, el dato sigue poniendo los pelos de punta: se podrían evitar 3.960 defunciones, más de 10 fallecimientos diarios.

Además de la lista de verificación de seguridad en cirugía, otros factores que pueden reducir estas cifras de mortalidad son la planificación del proceso quirúrgico mediante vías clínicas o estrategias de recuperación mejorada (fast track surgery) o garantizar la habilidad de los cirujanos mediante el debido entrenamiento, una mínima actividad o la capacidad para reconocer y manejar las posibles complicaciones.

De lo que no cabe duda es que el problema es importante y que deben ser los propios cirujanos quienes tomen conciencia del mismo y dirijan los cambios que sea necesario introducir.  Pero a nivel estatal también se debería emprender algún tipo de liderazgo en este asunto, similar al menos al que se tiene en la prevención de la mortalidad por accidentes de tráfico que en 2012 afectó  a 1.304 personas, un número menor que el que supuestamente se está dando durante la actividad quirúrgica.


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