viernes, 15 de febrero de 2013

Calidad y Recortes

Los recortes ponen en peligro la calidad

Ya comentábamos aquí hace unos días que los británicos están empeñados en reducir el gasto del National Health Service (NHS) en 20.000 millones de libras (unos 23.000 millones de euros) en el período 2011-2014 (God Save... 20.000 millones de libras). Se suponía que todo ese dinero iba a salir exclusivamente exprimiendo los acúmulos de capital inútil estancado en las muchas bolsas de ineficiencia que lastraban al sistema. Todo parecía muy sensato y correcto y se hacía la propuesta ondeando las banderas de la mejora de la calidad, la innovación, la productividad y las actividades preventivas. Nadie se atreve a levantar la voz ni a torcer el gesto ante invitados tan insignes, apuestos y bien peinados.

Sin embargo, también comentábamos entonces que un informe del National Audit Office advertía que los primeros ahorros, que se mostraban como un éxito, se habían logrado a expensas de lo fácil (recorte de tarifas por los servicios prestados, congelación salarial, contratos temporales) y que más pronto que tarde se llegaría al hueso, y ya veríamos entonces que diente era capaz de hacerle mella, pues parecía más duro de roer que la misma piedra.

También relatábamos en otro lado (Miedo) que los profesionales sanitarios se sentían cada vez más amenazados por los gestores y una cultura del miedo se había extendido en todo el NHS, de tal manera que más de la mitad de los médicos reconocía estar preocupado por el incumplimiento de estándares relacionados con la seguridad de los pacientes en su puesto de trabajo, pero tenía miedo de denunciarlo o hacerlo público por temor a represalias.

El reciente escándalo del exceso de mortalidad registrada en el Mid Staffordshire NHS Trust durante los años 2005-2008 ha vuelto a poner el dedo en la misma llaga: los recortes en la plantilla de enfermería y los déficits en su formación y supervisión habían mermado la calidad de los cuidados hasta extremos tan peligrosos para los pacientes que sus vidas quedaron abandonadas al albur de su propia resistencia. Más de 500 personas fallecieron por un déficit de cuidados. Los profesionales lo sabían, pero se limitaban a rumiar para sus adentros, mirar para otro lado y bajar la cabeza ante los gestores. En el Informe Francis, donde se recoge la investigación y recomendaciones sobre estos hechos gravísimos, se recomienda ahora un cambio completo de cultura en el NHS, "centrada hasta el momento en hacer el negocio del sistema en lugar de tener al paciente como objetivo central".

Este mismo mes de febrero acaba de aparecer un nuevo informe de evaluación del King's Found sobre el funcionamiento del NHS, del que se hace eco también BMJ, en el que se destacan varios hechos relevantes relacionados con el posible deterioro de la calidad del sistema por los recortes que se están llevando a cabo: un tercio de los directores financieros de los servicios opina que la calidad de los servicios prestados a los pacientes en su área de referencia había empeorado con respecto al año anterior; la plantilla de personal se ha reducido un 2,5% entre 2010-2012; crece la presión en urgencias, donde además, los pacientes tienen que estar esperando más tiempo para ser ingresados y aumenta la preocupación por el mayor retraso en dar el alta de los pacientes.

Hay datos también positivos, como la estabilización de las listas de espera quirúrgicas o el descenso de la incidencia de infecciones por Staphylococcus aureus resitentes a la meticilina o por Clostridum difficile, pero la impresión general que transmite el informe es de un pesimismo contenido. Desde luego el titular de BMJ es muy explícito a la hora de transmitir esa impresión: "Los recortes están poniendo en riesgo la calidad asistencial". 

Aquí, en España, como no tenemos un sistema de monitorización independiente como el que proporciona periódicamente el King's Found a los británicos no nos enteraremos de nada y si hay más miedo, más muertos, más infecciones o más listas de espera desde que se han metido las tijeras a nuestro sistema quedará todo bien oculto en el cajón de los olvidos. 

Para gran perjuicio de los ciudadanos y mucho alivio de quienes deberían rendir cuentas.


1 comentario:

  1. Y no solo los británicos, porque como leí no hace mucho sobre otro tema de actualidad de gestión sanitaria, “nos miramos en espejos rotos”, y lo que pasa en el NHS es la antesala de lo que puede pasar en nuestro SNS. Porque el empeño en reducir el gasto sanitario, el eufemismo desinversión o claramente los recortes empiezan como apuntas por lo fácil (recursos humanos, copago...) con impacto a corto plazo y que logra casi cuadrar las cuentas, pero sí generan un impacto negativo en la retroalimentación y motivación del profesional, un factor estrechamente relacionado con la calidad asistencial.
    Pero es más difícil y para nada el resultado es tan inmediato, si dirigimos acciones a la diana de los verdaderos factores que influyen en el gasto sanitario, que son las decisiones clínicas y los circuitos asistenciales que generan agujeros de ineficiencia y que además comparten diferentes responsabilidades.
    Y estoy de acuerdo en la necesidad de sistemas de monitorización externos, nuestro King’s Found, porque los internos nos hablarían seguramente de que la satisfacción del usuario (como medida de la calidad asistencial) se ha mantenido o incluso ha aumentado a pesar de los recortes.

    http://excelencia.publicacionmedica.com/noticia/la-crisis-no-hace-mella-en-la-satisfaccion-del-paciente

    ...and God save the queen!

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