jueves, 21 de febrero de 2013

Cobertura Universal

Una cuestión necesaria para el desarrollo

Los pasados 18 y 19 de febrero la OMS y el Banco Mundial han celebrado una reunión ministerial en Ginebra (Suiza) para tratar el tema de la "cobertura sanitaria universal", definida en la 58ª Asamblea Mundial de la Salud de 2005 como "el acceso para todos, a un precio asequible, a intervenciones sanitarias fundamentales de promoción de la salud, prevención, tratamiento y rehabilitación, lo que en la práctica equivale a hacer realidad el acceso equitativo". El documento preparatorio de esa reunión señala algunas de las claves de porqué es tan importante ese objetivo, no solo desde el punto de vista sanitario, sino como palanca imprescindible para el desarrollo de las naciones


Mantener a la población sana permite a los individuos trabajar y obtener ingresos y a los niños educarse y adquirir conocimientos, elementos ambos imprescindibles para escapar de la pobreza y comenzar a construir el futuro, tanto de las personas como de las naciones en las que residen esas personas. La enfermedad impide el acceso al trabajo, limita  las posibilidades de formación (porque los propios niños enferman o porque tienen que sustituir a sus padres para traer el sustento a casa) y abre la puerta a la miseria, cercenando en un circulo vicioso cualquier posibilidad de progreso. 

Pero, además, la cobertura universal es el mayor mecanismo impulsor de la cohexión social en cualquier territorio al velar por la seguridad de todos, incluso de los grupos más vulnerables y sentirse éstos amparados en su desgracia por la comunidad a la que pertenecen.  No es de extrañar, por ello, que la OMS y el Banco Mundial aboguen por esta meta y yo, desde luego, les deseo el mayor de los éxitos al respecto.

Un elemento a tener en cuenta para definir la cobertura universal es, no ya si las personas pueden tener acceso a las prestaciones sanitarias, sino el riesgo financiero que corren cuando acceden a las mismas. Si uno tiene que pagarlas bien en su totalidad (pago por servicio) o en diversos tramos de co-pago, el riego de inequidad y de empobrecimiento sigue ejerciendo su quebranto de igual forma sobre los mismos. En un caso sería la enfermedad quien empobrece al impedir el trabajo, en otro los servicios sanitarios al no poder afrontar su coste. No es cuento ni demagogia. Se estima que unos 100 millones de personas se ven arrastradas cada año a vivir por debajo del umbral de la pobreza por tener que costear sus gastos sanitarios. Por ello es importante que los sistemas de cobertura universal se apoyen en sistemas de financiación mancomunados procedentes principalmente de recaudaciones del Estado.

No se si los representantes españoles que hayan acudido a esa reunión, al contrastar las decisiones que se han tomado aquí últimamente, como la negación de la asistencia a los inmigrantes o la introducción de diversas formas de copago, con esas propuestas de la OMS se habrán sonrojado un poco. Motivos no les faltan, aunque la piel de nuestros políticos es opaca y dura como la de un paquidermo.

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