El poder curativo del dinero
Premiar a alguien cuando hace bien las cosas que queremos que haga es un procedimiento efectivo para lograr ese objetivo. Cuando menos el método parece funcionar con el adiestramiento de animales (se les da un azucarillo o cualquier otra golosina si levantan la patita o se sientan obedientes sobre sus cuartos traseros) e incluso en la educación y comportamiento de las personas (que se lo digan si no al maestro de mi escuela que en las travesuras repartía varazos como el que apalea olivos y en las observancias lisonjas y palmadas en la espalda como quien sacude una alfombra).