jueves, 14 de febrero de 2013

Ciencia de la mejora

¿Una nueva disciplina científica?

En 2011 The Health Foundation publicó un informe exploratorio de síntesis sobre las evidencias que apuntaban que la mejora de la calidad podría constituir una nueva disciplina científica (Improvement science), definiéndola como un "emergente campo de estudio focalizado sobre los métodos, teorías y estrategias que facilitan o dificultan los intentos de mejorar la calidad, así como el estudio científico de esas estrategias". Si la
investigación ayuda a descubrir y definir lo que es posible y la evaluación o las auditorias logran establecer el campo de los real, de lo conseguido, la "ciencia de la mejora"  se diferenciaría de ambas en que su objeto de estudio es desenmascarar la manera por la que podría ser reducida esa diferencia entre lo real y lo posible. Más allá de centrarse en si una determinada iniciativa ha funcionado o no en un determinado sitio, perseguiría abstraer y teorizar los diferentes elementos que podrían hacer posible que esa iniciativa fuera exportable a otros lugares.

Aunque durante muchos años me he dedicado, por profesión y afición, a actividades relacionadas con la gestión y la mejora de la calidad, jamás se me hubiera ocurrido que estuviera asistiendo al parto de una nueva disciplina científica, aunque, a decir verdad, de vez en cuando recibe uno en el desempeño de esas tareas desplantes, sacudidas y resistencias del entorno tan repentinos e inesperados que, ahora que lo pienso, puede que no fueran sino efectos de ese movimiento genésico del gran útero de la ciencia dando a luz a golpe de contracción a un nuevo recién nacido. Desde luego, la formulación de la Health Foundation tiene bastante lógica y sentido.

Complementando ese informe y ofreciendo una visión conceptual profunda y bien estructurada de esa misma tesis, se acaba de publicar en The Lancet un artículo de opinión de los respetados profesores M. Marshall, P. Pronovost y M. Dixon-Woods (Promotion of improvement as a science) en el que explican de forma esquemática pero bastante clara el origen de esta nueva ciencia, su campo de acción, sus fines, método de trabajo y  estrategias para facilitar su desarrollo.

Su origen se justifica en la necesidad de reconocer y generar aprendizaje práctico que pueda ser aplicado en diferentes ámbitos para mejorar la asistencia a los pacientes y reducir los riesgos asociados a la atención sanitaria, que hoy día se mantiene como la mayor fuente de daño evitable. La ciencia de la mejora debe basarse en métodos de investigación rigurosos, criterios de evaluación creíbles y datos de alta calidad. Aprovecha el conocimiento de muchas disciplinas (epidemiología, psicología, sociología, ingeniería, etc) para diseñar, implantar y evaluar intervenciones multifacéticas encaminadas a solucionar un determinado problema y es capaz de conformar una teoría que explique cómo y por qué se produce el cambio

Por su campo de trabajo y estudio, que no es otro que la vida real, la práctica clínica real, se llega a comparar la nueva disciplina con la ciencia de la ingeniería, cuyo cuerpo doctrinal también integra las teorías y conocimiento de muchas otras disciplinas para abordar problemas de la vida real. En el caso de la ciencia de la mejora, requeriría la colaboración entre académicos (teóricos), científicos (rigor), expertos (método) y clínicos (conocimiento del contexto y sabiduría práctica).

Los principales elementos críticos necesarios para su desarrollo futuro serían la formación a nivel académico, la aparición de líderes clínicos con competencias y habilidades en la nueva ciencia de la mejora, vencer las resistencias que la naturaleza contra-cultural de esta nueva ciencia desencadenará tanto en los ámbitos académicos como clínicos, la creación de una red internacional para compartir conocimientos y asegurar el control externo de los descubrimientos puestos en común y la financiación y apoyo para el desarrollo y evaluación de iniciativas.

Ahora mismo, la ciencia de la mejora parece estar en una fase de pre-paradigma, precigótica, pero es posible que en los próximos años la veamos caminar con el vigor, la fuerza y la arrogancia de cualquier joven bien formado.

Juventud, arrogancia y fuerza necesarias para salvar el vacío actualmente existente entre la realidad y el deseo.

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