viernes, 1 de marzo de 2013

Mejores resultados si paga la industria

Dime quién financia y te diré qué resultados obtienes

En un reciente estudio de revisión Cochrane, cuyo resumen se acaba de publicar en JAMA, se trataba de determinar si aquellos estudios financiados por la industria farmacéutica sobre medicamentos o dispositivos médicos tenían unos resultados más favorables y mayores sesgos que los financiados por otros medios. Los resultados no dejan lugar a dudas:
  • Los estudios financiados por la industria dan lugar a unos efectos beneficiosos de los productos estudiados en mucha mayor medida que los financiados por otras vías.  Los estudios con resultados favorables abundan un 24% más entre los apadrinados por la industria del ramo que en el resto.
  • Los resultados de sus efectos adversos son asimismo mucho mejores. La probabilidad de encontrar estudios  con efectos dañinos más leves es casi el doble entre los apoyados por las compañías farmacéuticas.
  • También los estudios con conclusiones finales positivas o favorables son casualmente un 31% más frecuentes si quien paga es la industria.
Un agujero negro de la revisión es que, con las herramientas de evaluación habituales, no se consiguió identificar una mayor probabilidad de sesgo en la metodología de base de unos y otros estudios. Al parecer, quienes están detrás se cuidan muy mucho de que todas las apariencias de rigor se cumplan a rajatabla, ejerciendo su poder de influencia en otros aspectos más difíciles de poner de manifiesto aún con una lectura crítica, como la selección de las variables de resultado, la dosificación y ventana temporal para la comparación, la realización de análisis selectivos y fragmentarios de los datos que más les conviene y la comunicación y publicación parcial de los resultados más favorables. Curiosamente, cuando la revisión se limitó a los 9 estudios con menos sesgo aparente, la relación entre financiador y resultados era todavía mayor, lo que hace  sospechar que algo extraño está detrás de este fenómeno, como pudiera ser la no publicación de aquellas investigaciones con  resultados negativos.

Para los autores la revisión demuestra que existe un indudable "sesgo de industria" que se traduce en una mayor probabilidad de que esos estudios sean incluidos en las actuales herramientas de toma de decisiones, como las Guías de Práctica Clínica y con ello, que los medicamentos y los dispositivos que promocionan se prescriban y vendan mejor y en más cantidad con el aplauso y beneplácito de la ciencia más depurada y ortodoxa.

Las soluciones posibles: financiación independiente de los ensayos sobre medicamentos y dispositivos, la publicación obligatoria de todos los resultados (negativos y positivos) de los estudios emprendidos y un mayor acceso a los protocolos de los estudios para poder evaluar las posibles fuentes de sesgo de las publicaciones realizadas.
Tienen dinero y lo esparcen como un fermento para cuajar sus intereses. Y no conozco uno igual que prenda mejor en cualquier sustrato.

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