martes, 19 de marzo de 2013

Un reto súper endiablado

El grave problema las resistencias a los antibióticos

No hace muchos días hablábamos aquí del grave problema de las resistencias microbianas a los antibióticos (pequeños pero invencibles) y de la terrible amenaza que representa para el futuro inmediato de nuestro arsenal terapéutico. Hoy no queda otro remedio que insistir en el mismo tema tras la la publicación de varias noticias, artículos y editoriales en BMJ sobre este mismo problema a raíz de la difusión del informe anual del Departamento de Salud británico sobre infecciones y resistencias antimicrobianas durante 2011 en UK.

Sally Davies, la directora del informe, no se anda por las ramas: "Si no corregimos el problema, nos encontraremos con un sistema sanitario similar al de principios del siglo XIX, en el que las muertes ocasionadas por las infecciones serán  moneda corriente por la ausencia de tratamientos antibióticos efectivos". La afirmación es, desde luego, seria y temible y deberíamos prestarle la atención que se merece si no queremos caer en el foso de nuestra propia desidia. Porque además, hay datos objetivos que invitan a pensar que no es un falso amague ni una advertencia de niños: 
  • En primer lugar, las infecciones por gérmenes miltirresistentes, sobre todo por gram negativos carbapenem resistentes, han aumentado en todo el mundo, en especial por E. coli y Klebsiella pneumoniae. En los países europeos la resistencia de esta última bacteria, que está desplazando como principal productor de las neumonías al S. pneumoniae tras la extensión de la vacunación antineumocócica, alcanza tasas del 25-40%.
  • En segundo lugar, hay una evidente sobreutilización de antibióticos tanto en humanos como en el mundo animal, donde se llegan a utilizar como simples complementos dietéticos para asegurar una mayor producción cárnica.
  • En tercer lugar, el desarrollo de nuevos antibióticos parece haberse frenado en seco y se estima que en la próxima década apenas saldrán al mercado como mucho uno o dos nuevos medicamentos para combatir infecciones por Gram negativos.
La situación es tan complicada y amenazante que los expertos la han bautizado como "super wicked challenge" y que podíamos traducir como cambio, o desafío imposible o "reto súper resistente", "ultra-difícil" o "endiablado", como he preferido poner en el título para darle cierto toque maléfico. En UK se lo han tomado tan en serio que incluso realizarán un cribado previo (frotis rectal) para descartar la presencia de bacterias resistentes a cualquier paciente que vaya a  ingresar en un hospital y haya recibido un tratamiento previo fuera del Reino Unido, para aplicar rápidamente las medidas de aislamiento necesarias.

En su artículo sobre "el verdadero coste de las resistencias antimicrobianas", R. Smith y J Coast, profesores de economía de la salud en las Universidades de Londres y Birmingham, explican también la infraestimación puramente económica que hasta el momento se hace de este problema, basado en la simple diferencia de costes con respecto al tratamiento de una infección convencional, sin considerar que si las resistencias fueran la norma, aumentaría también el número de casos (seríamos incapaces de prevenirlos) y la mortalidad asociada a los mismos (no podríamos tratarlos). Ponen como ejemplo el caso de la cirugía de cadera. Sin antibióticos eficaces para la profilaxis antibiótica las infecciones postquirúrgicas pasarían del 0,5-2% actual al 40-50% y el 30% de las personas infectadas fallecerían. Por eso concluyen que el problema de las resistencias no es una cuestión exclusivamente microbiológica, sino que es también una cuestión quirúrgica, una cuestión de los enfermos con cáncer y una cuestión de cualquier enfermo que pueda desarrollar una infección durante su atención; es por tanto una cuestión global y general que afecta al conjunto del sistema sanitario.

En el Reino Unido, de momento, se ha diseñado una estrategia basada en siete puntos principales para luchar contra las resistencias a los antimicrobianos:
  1. Promover una prescripción responsable basada en la evidencia, considerando tanto las expectativas del paciente y los posibles resultados esperados, como los aspectos éticos derivados de una prescripción inadecuada.
  2. Mejorar las actividades de prevención y control de las infecciones en todos los ámbitos.
  3. Sensibilizar a profesionales y ciudadanos sobre la amenaza que representa la resistencia bacteriana a los antimicrobianos para propiciar cambios en las conductas de prescripción y consumo de antibióticos.
  4. Estimular la investigación en relación con la prevención, el diagnóstico, la patogenia, el tratamiento y el control de las infecciones.
  5. Estimular el desarrollo de nuevos antibióticos, vacunas e inmunomoduladores.
  6. Mejorar los sistemas de vigilancia de la infecciones por gérmenes multirresistentes.
  7. Propiciar la colaboración y aprendizaje mutuo a nivel internacional sobre este tema.
Coincide bastante con lo que señalábamos en el anterior post y confío y espero que aquí comencemos a tomarnos también en serio este tema.

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