miércoles, 20 de marzo de 2013

¿Morirá de éxito la MBE?

El futuro de la medicina basada en la evidencia

A principios del pasado mes de febrero, Carl Heneghan, director del centro para la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) de la Universidad de Oxford y Fiona Godlee, editora principal de British Medical Journal presentaban en un pequeño editorial el próximo congreso internacional sobre medicina basada en la evidencia (EvidenceLive). Aprovechaban las líneas de su escrito para señalar algunas de las amenazas más peligrosas con las que se enfrenta actualmente la MBE:


1.- Desde la época de su formulación inicial a principios de la década de los noventa del siglo pasado por Sackett, Rosemberg, Tugwell, Gray, Haynes y Richardson, entre otros de los maestros pioneros de la MBE, en la que el número de publicaciones científicas era relativamente escasa y los métodos de recuperación de la información casi manuales, hemos pasado a una etapa en la que el crecimiento de los estudios científicos publicados, la inmensa mayoría de baja calidad, ha sido exponencial y la posibilidad de acceder a ellos mediante sistemas telemáticos es prácticamente total e inmediata. También en el caso de los ensayos clínicos, la obligación de registrarlos y de depositar los protocolos de estudio, ha aumentado su disponibilidad completa para los investigadores.

Este espeso bosque de publicaciones científicas, lleno de broza y maleza, hace prácticamente imposible la actualización ágil de las herramientas de síntesis de la evidencia, como las revisiones sistemáticas e impide el traslado eficiente de los nuevos conocimientos a las guías de práctica clínica. Y lo peor de todo, que pese a tanta plétora de información o, precisamente por ella, no tenemos todavía una respuesta clara a preguntas clínicas de primer orden como si la reducción del colesterol es efectiva para prevenir la enfermedad cardiovascular o si el cribado del cáncer de mama es una intervención costo-efectiva.

2.- La gran mayoría de las investigaciones se centran sobre intervenciones terapéuticas y hay muy poca investigación y poca MBE sobre pruebas y estrategias diagnósticas, pese a que un diagnóstico preciso es un requisito previo básico para que cualquier tratamiento pueda ser efectivo.

3.- Por último, que al ser la sanidad el negocio de mayor crecimiento en el mundo y estar rodeado por un gran ovillo de intereses bastardos, muchas de las investigaciones están sesgadas por la invisible mano de quien maneja los hilos, para que sus resultados se acomoden lo mejor posible al provecho de su cuenta de beneficios. Ya comentamos aquí algo de eso en una anterior entrada.

La sostenibilidad de los sistemas sanitarios pasa necesariamente por la eliminación las intervenciones inefectivas (lo que se ha venido en denominar la "grasa del sistema") y difundir las costo-efectivas. La MBE, hoy por hoy, es el único gimnasio disponible donde poder hacer ese ejercicio de adelgazamiento, aunque todo el mundo, propios y extraños, tirios y troyanos, se han dado cuenta de esa exclusiva condición reparadora y a base de adentrarse todos de golpe en sus dominios, cada cual con sus particulares   intenciones, inclinaciones y tendencias, estamos a punto de hacerla morir de su propio éxito.

¿Logrará la MBE sobrevivir a tal exceso de cariño?

1 comentario:

  1. Esas preguntas clínicas básicas que conducen tantas decisiones diarias en la consulta ¿porqué tenemos que buscar las respuestas de manera activa los médicos del SNS?.. en ese bosque al que haces referencia. ¿No nos interesa a todos una fuente incorporada a nuestra rutina que garantice estabilidad , homogeneidad, en las respuestas acordes con una evidencia lo más cercana a la coste efectividad de los sistemas públicos? Quizá sea un tanto comodón...pero se va mucha energía...

    ResponderEliminar

GRACIAS POR COMENTAR